Puedo sentarme
en cualquier rincón
de esta casa vacía
para hilar los recuerdos
que reflejen mi vida.
Puedo escribir un libro
de esas memorias
que siguen vivas
y en el silencio soltar
mil lágrimas sentidas
por todas las cosas perdidas
por momentos rotos
por las estrellas caidas.
Puedo levantarme y andar
de esquina a esquina
en esta casa que parece vacía
y aún encontrar vestigios
de mis mejores días.
Puedo dibujar los adornos
que le dieron brillo
a este cuerpo cansado
poner lucecitas lindas
a mi corazón rebelde
y reirme de las costuras
y cicatrices que lo cubren.
Es tan difícil definir este hoy
que abarca tanta historia
desde la absoluta felicidad
hasta un hundimiento trágico
y de vuelta a las playas
con ese mecer a veces furioso
a veces relajado,
con ese descubrir una y otra vez
que la vida es esto
un remolino de sucesos inesperados y a veces irrelevantes, que nos arrastra
como barco a la deriva pero…
que tarde o temprano
te lleva a puerto seguro
para empezar
una nueva aventura.
Tania Mauri M.